Marzo 7, 2017
Un equipo de ingenieros de Northwestern University han conseguido construir un sensor flexible
suficientemente fino, para poderse colocar directamente sobre la
superficie del corazón que en un tamaño de 0,95 × 1,15 cm contiene 396
sensores de voltaje. En dispositivos similares anteriores a este la
señal eléctrica del corazón se recogía a través de una pequeña pieza de
metal que hacía contacto con el tejido humano. Pero el nuevo dispositivo
no posee ningún metal en contacto con el corazón sino que los 396
sensores están recubiertos de una capa aislante impermeable construida
con dióxido de silicio, que no obstante deja pasar la electricidad.
La
ventaja de esa capa aislante de dióxido de silicio es que impide que
los fluidos biológicos estén en contacto con partes metálicas del
dispositivo. Por un lado esto evita cualquier posible cortocircuito que
podría causar problemas para el ser humano, o una avería en el
dispositivo. Por otro, esto alarga el tiempo de vida del dispositivo, ya
que no hay ninguna parte metálica (que siempre se degrada con el tiempo
al estar en contacto con fluidos del cuerpo humano) que esté en
contacto con el cuerpo.
Este
tipo de sensores tienen el potencial de permitir una monitorización
prácticamente permanente de la actividad cardíaca; según las
estimaciones de los inventores, el dispositivo podría trabajar dentro
del cuerpo de un ser humano durante 70 años sin degradarse. En la imagen
bajo estas líneas puede verse como los 396 electrodos van recogiendo
intensidad eléctrica del corazón según éste va latiendo, y bajo ella se
muestra el momento del latido.
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